Medellín: El espíritu de la genuina arqueología.
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El cerro que el castillo medieval corona representa en la actualidad uno de los enclaves de atracción histórico-arqueológica más interesantes y completos de Europa occidental. Desde el Bronce Final hasta la Edad Moderna, este espacio ofrece multitud de evidencias de las culturas que lo han ocupado a lo largo de casi tres mil años. El sueño de los arqueólogos toma forma en este espacio, pues a su prolongada ocupación cabe sumar el hecho de que esté desprovisto de construcciones que puedan entorpecer la excavación de miles de metros cúbicos preñados de información de tiempos pretéritos. Un verdadero tesoro espera aún ser descubierto, dado que sólo un escaso porcentaje de las aproximadamente 12 hectáreas que conforman este yacimiento ha sido convenientemente excavado y catalogado. El itinerario se inicia partiendo de las ruinas de Porta Cæli, antigua puerta occidental del recinto amurallado, discurre junto a la próxima iglesia de San Martín, desde la que se asciende por un empedrado medieval hasta la iglesia de Santiago, en cuyo entorno estacionalmente se ejecutan diversas actuaciones arqueológicas, relativas sobre todo a las épocas romana y medieval. El inmediato teatro romano proyecta su espacio de influencia sobre una calzada enlosada, con sistema de alcantarillado y restos de pórtico, los cimientos de un templo rectangular y sendos muros de contención marcando los límites de una de las plataformas que dibujaban el urbanismo de la ciudad romana. No muy lejos se tiende, coincidiendo en parte con el perímetro oriental del teatro, un tramo de muralla tapial, de datación tardomedieval y que encuentra su correspondencia en el otro extremo del parque, hacia el noroeste, donde se alza otro tramo de muralla, esta, de factura almohade. El recorrido finaliza serpenteando por la ladera hasta el principal acceso al castillo, a través de la puerta de su barbacana meridional.
Texto: Ismael Martínez Moreno.